LA REVOLUCIÓN MEXICANA

(Movimiento armado que se derivó de un proceso histórico, democrático, social, económico y cultural)

La publicación de la sucesión presidencial en 1910 creó en el país un clima de expectación, mientras Porfirio Díaz preparaba su séptima reelección. Francisco I. Madero un idealista democrático se manifestaba abiertamente contra la dictadura porfirista.

Madero organizó el Partido Antireeleccionista e inició una campaña electoral por el país, hecho insólito en aquel entonces. Cuando la fuerza política de Madero creció, Díaz lo encarceló en San Luis Potosí, mediante el cual llamó a una rebelión armada para el 20 de noviembre de 1910. Ese día numerosos grupos se levantaron en contra de Díaz. Abraham González, Pascual Orozco y Francisco Villa se levantaron en el Norte del país, y más tarde Emiliano Zapata se unió en la revuelta en el Sur. Díaz renunció a la presidencia y, a seis meses de iniciada la Revolución, abandonó el país.

En 1911 Madero entró triunfalmente en la Ciudad de México; ese día fue nombrado Presidente. Durante su breve gobierno, Madero se convirtió en la víctima del enfrentamiento entre intereses políticos opuestos. Sus enemigos lo atacaron ferozmente en la prensa, aprovechando la libertad de expresión garantizada por el propio Presidente. Por otra parte, a los revolucionarios no les gustó que Madero dejara el Ejército Federal en manos de los antiguos generales porfiristas. Por ello, se levantaron en armas contra él, Pascual Orozco y Emiliano Zapata quien exigía la restitución de las tierras a los pueblos mediante el Plan de Ayala. Con el pretexto del caos político, los porfiristas Félix Díaz, sobrino de don Porfirio y Manuel Mondragón se levantaron en la Ciudad de México. Durante este conflicto, conocido como la Decena Trágica, Madero confió a Victoriano Huerta el mando de las tropas leales al gobierno, Huerta, con la intermediación de Henry Lane Wilson, entonces embajador norteamericano, pactó con los sublevados y capturaron al Presidente Francisco I. Madero y al Vicepresidente Pino Suárez en Palacio Nacional, los cuales fueron asesinados.

Con sus muertes provocaron la reacción armada de los revolucionarios. Venustiano Carranza promulgó el Plan de Guadalupe en contra del dictador Victoriano Huerta. Para restablecer el orden constitucional, organizó a los levantados y creó el Ejército Constitucionalista, conformado por cuatro grandes divisiones: el Ejército del Noroeste comandado por Obregón, la División del Norte encabezada por Villa, el Ejército del Noreste al mando de Pablo González y el Ejército Libertador del Sur dirigido por Zapata. Juntos atacaron a Huerta, quien tuvo que enfrentar además la invasión de tropas norteamericanas por el Puerto de Veracruz y la oposición del Congreso.

Finalmente, Huerta renunció y salió al exilio en 1914. Sin embargo, la victoria del Ejército Constitucionalista no significó el final de la lucha armada; pues surgieron discordias entre los jefes revolucionarios: Zapata y Villa exigieron solución inmediata a las demandas agrarias y populares, mientras Carranza y Obregón optaron por la creación de un gobierno estable y soberano que se basara en el acatamiento de las leyes. Los jefes revolucionarios se reunieron en Aguascalientes para tratar de llegar a un acuerdo, aunque no fue posible. En 1915, fue el año de las batallas, del hambre y del caos político; las tropas de ambos bandos saqueaban los campos y las ciudades, los bandidos aprovechaban el desorden para robar y asesinar. Esta situación hizo necesario que se reunieran los diputados en Querétaro para crear la Constitución que se firmó en febrero de 1917. En ella se consagraron las garantías individuales, la soberanía sobre los recursos de la nación y los derechos de los campesinos y obreros.

Fuente Bibliográfica:

González y González Luis

Viaje por la Historia de México.

Editorial Clío

Quinta edición

México, D.F 2009

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