Hace 2 días se celebró el Día Internacional de la Infancia, 1 de junio día instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1956, consagrado a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero; sin olvidar que en nuestro país el día del niño y la niña se celebró el pasado día 30 de abril, celebraciones que tradicionalmente han sido de alegría, felicidad y festejo para esos seres que simplemente llegan a alegrar la vida de las familias, partiendo desde los padres, abuelos y demás integrantes.
Sin embargo en estos días y ante el panorama que se vive a nivel mundial sobre la pandemia del COVID-19 y de la cual nuestro país también se ha visto inmensamente afectado, resulta significativo destacar el enorme esfuerzo, valor, disciplina y entusiasmo entre otras muchas cualidades que nuestros pequeños nos han demostrado durante este periodo de pandemia, pues sin duda no es fácil para ellos dejar la vida que venían desarrollando, ya que de pronto dejaron sus salones de clase, la convivencia con sus maestros estrecha que incluso en algunas ocasiones se vuelven el ejemplo a seguir derivado de sus enseñanzas, la convivencia con sus compañeros compartiendo risas, experiencias, aprendizajes y sobre todo esa comunicación entre ellos que resulta fundamental para la formación y desarrollo de todo menor, sus juegos de recreo, las despedidas a la hora de la salida y el compromiso quizá de verse en algún momento por las tardes y en algunos casos sus caminatas juntos a sus respectivos hogares; hoy los parques están vacíos sin la algarabía de nuestros niños, quienes han tenido que renunciar a ello.
En su mayoría han tenido que aceptar no poder convivir con sus abuelos, aquellas personas con las que indudablemente compartían no solo alegría sino experiencia de cada uno de ellos; tristemente a los que les ha tocado cumplir años en estos días en su mayoría han tenido que renunciar a sus festejos no sólo propios sino de compañeros, amigos y familiares y ahí están dándonos el mayor ejemplo de fortaleza y madurez, apoyándonos a sobrellevar estos momentos tan difíciles que muchos adultos padecemos, por ello bien les vale el calificativo de HÉROES, porque todo esto lo aceptan con solo saber que “allá afuera, hay una enfermedad”.
Es sabido que en la actualidad a nuestros infantes se les reconocen diversos derechos otorgados en nuestras Leyes e incluso consagrados en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, derechos que tienen como rectores principales cuatro principios fundamentales consistentes en:
- La no discriminación: todos los niños tienen los mismos derechos. Esto significa: todos los niños y todas las niñas, en todo caso, en todo momento y sin excepciones. No importa su raza, su religión, su procedencia o las ideas de sus padres. Ningún niño debe recibir un trato injusto bajo ningún concepto.
- El interés superior del niño: cualquier decisión, ley, o política que pueda afectar a la infancia tiene que tener en cuenta qué es lo mejor para los niños y niñas. Cuando los adultos tomen decisiones tienen que pensar en cómo pueden afectar a los niños.
- El derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo: todos los niños y niñas tienen derecho a vivir, a desarrollarse y a alcanzar su máximo potencial en la vida. Esto incluye tener derecho a cosas como una alimentación y alojamientos adecuados, al agua potable, a la educación, a la atención sanitaria, al juego y el descanso, a actividades culturales y a información sobre sus derechos.
- La participación: los menores de edad tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afecten y a que sus opiniones sean tomadas en cuenta. Esto no significa que los niños puedan mandar sobre sus padres ni decirles qué tienen que hacer. La participación debe ir aumentando conforme a la edad y es importante para que los niños y jóvenes alcancen la madurez.
Por lo tanto la finalidad de este artículo es recordar a la población adulta que nuestros niños en cualquier sociedad son el grupo más vulnerable y por lo tanto son los que más sufren, aunque en muchas ocasiones no lo reflejen, las crisis y los problemas del mundo como la presente pandemia.
Por ello tratemos de no perdernos en nuestros problemas que como adultos día a día afrontamos y busquemos los espacios suficientes para darles a nuestros niños y niñas, la oportunidad de seguir sonriendo, conviviendo y sobre todo disfrutando de lo maravilloso que resulta ser esta etapa, a pesar de las adversidades que pueden presentarse.
M.E. y L.D. IVONNE ANGÉLICA GÓMEZ ALANIS
Universidad Aztlán, plantel Cuautla